"Reconcebimos la ciudad como una colección de espacios unitarios que la gente ocupa en un orden de sucesión establecido. Los bancos de los parques, las mesas de los cafés, los asientos del balancín de las norias de los parques de atracciones. El placer no es diversión, sino una urgente forma de existencia, un orden social que percibimos como temporal [...] No hay lugar en el que la gente no se encuentre absorta en conversación. Sentados bajo los árboles, bajo los toldos a rayas de las plazas, se inclinan sobre su comida y su bebida y dejan oír sus voces, oscuramente enmarañadas entre lamentos orientales que fluyen de las radios de los sótanos y las cocinas. La conversación es la vida; el lenguaje, el ser más profundo. Vemos cómo se repiten sus modelos, cómo los gestos arrastran las palabras. Percibimos la imagen y el sonido de los seres humanos que se comunican. Se trata del habla como definición de sí misma. El habla. Las voces que surgen de los portales y las ventanas abiertas, las voces de los balcones de estuco, el chófer que separa ambas manos del volante para gesticular mientras conversa. Toda conversación es una narración compartida, algo que se ve impulsado hacia delante, algo tan denso que no deja lugar para lo tácito, para lo estéril. El habla es incondicional, y sus participantes se sumergen en ella por completo. Es ésta una forma de hablar cuya propia franqueza y ardor producen un gozo tan puro que comenzamos a sentir que esa gente habla del propio lenguaje. ¿Qué placer no hallamos en el saludo más simple?" (fragment pàg. 76-77)
dimecres, 14 de desembre del 2011
"Reconcebimos la ciudad como una colección de espacios unitarios que la gente ocupa en un orden de sucesión establecido. Los bancos de los parques, las mesas de los cafés, los asientos del balancín de las norias de los parques de atracciones. El placer no es diversión, sino una urgente forma de existencia, un orden social que percibimos como temporal [...] No hay lugar en el que la gente no se encuentre absorta en conversación. Sentados bajo los árboles, bajo los toldos a rayas de las plazas, se inclinan sobre su comida y su bebida y dejan oír sus voces, oscuramente enmarañadas entre lamentos orientales que fluyen de las radios de los sótanos y las cocinas. La conversación es la vida; el lenguaje, el ser más profundo. Vemos cómo se repiten sus modelos, cómo los gestos arrastran las palabras. Percibimos la imagen y el sonido de los seres humanos que se comunican. Se trata del habla como definición de sí misma. El habla. Las voces que surgen de los portales y las ventanas abiertas, las voces de los balcones de estuco, el chófer que separa ambas manos del volante para gesticular mientras conversa. Toda conversación es una narración compartida, algo que se ve impulsado hacia delante, algo tan denso que no deja lugar para lo tácito, para lo estéril. El habla es incondicional, y sus participantes se sumergen en ella por completo. Es ésta una forma de hablar cuya propia franqueza y ardor producen un gozo tan puro que comenzamos a sentir que esa gente habla del propio lenguaje. ¿Qué placer no hallamos en el saludo más simple?" (fragment pàg. 76-77)
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3 comentaris:
Un fragment interessant...
Em quedo amb aquest bocí.
"Toda conversación es una narración compartida, algo que se ve impulsado hacia delante, algo tan denso que no deja lugar para lo tácito, para lo estéril"
i amb el plaer, sempre, de les salutacions.
Les ciutats són, avui dia, del tot impersonals, i jo ja començo a enyorar el regal de les salutacions que sempre es trobaven als pobles.
La meva, ara...un molt bon capvespre, joana!
I, clar, a més del fragment...faré per llegir-lo sencer! :)
Gràcies per compartir amb nosaltres el teu univers de lectures!
Gràcies a tu per passar-te!
Per sort, en aquest poble "meu" encara ens creuem cada matí amb gent a la que poder saludar de tu a tu... ah! i deixar anar un gran somriure de bon dia.
Bon capvespre, marta!
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