3 / octubre / 2013 a les 20:25
Mañana,
4 de octubre, hará veinte años que empecé a trabajar como maestro de
inglés en escuelas primarias de nuestro sistema de educación pública,
sistema en el que sigo trabajando con orgullo a día de hoy como profesor
de filosofía en un centro de educación secundaria. Creo que puedo
hablar con cierta propiedad de educación y desde luego con mucho más
conocimiento de causa que si me pusiera a hablar, es un decir, de
compraventa de pisos o de la caza del ciervo. Amo y valoro mi profesión
tanto como la dignidad que ésta me confiere y que ustedes pretenden
arrebatarle. Por eso, y por lo que estamos viviendo estos días, escribo
una serie de reflexiones para que lleguen hasta donde el sentido común
quiera llevarlas. Y lo hago en castellano, clarito y sin rodeos, para
que me entiendan los fantasmas y los cazafantasmas de estos días de
gomina y GESTAPO. Porque resulta que me apellido Pérez y que hablo en
castellano con mi mujer que es andaluza y con mis hijos que son
mallorquines; un castellano más o menos igual que el que mis padres
hablaban conmigo, que es mi lengua materna y no odio en absoluto aunque
ustedes pretendan hacer creer que las camisetas verdes son un arrebato
hispanofóbico de independentistas perroflautas. Por eso y para que
entiendan los nuevos inquisidores de despacho y twitter que no
soy un rojo pancatalanista independentista, (aunque sí soy bastante rojo
y bastante independiente). Por eso y porque además llevo veinte años
enseñando en catalán, defendiendo esa lengua que ustedes dicen que no
existe, porque también es mi lengua y porque es la lengua que utilizo
cada día en mi trabajo y en mi vida cotidiana simplemente porque es la
lengua en la que se debe enseñar por puro respeto a la historia, a la
cultura y a la libertad y porque es muy triste que todavía hoy haya que
explicar esto y que una lengua necesite ser defendida de personas como
ustedes, que tienen menos principios que conocimientos y menos
conocimientos que poder. Porque eso es lo que son, señores, tontos con
poder y sin principios y no merecen el respeto de nadie, ni siquiera el
de sí mismos.
Se lo digo despacito y por partes
para que me entiendan. Se lo digo también a la brava y sin pensar mucho
en las consecuencias para que me inscriban con mayúsculas en una de sus
listas negras y vengan a buscarme a mi casa cualquier tarde de estas
para fusilarme después al amanecer. Cojan un diccionario y tengan a mano
algún asesor bien pagado porque en los próximos párrafos aparecen
palabras que ustedes desconocen como “libertad”, “democracia”,
“pedagogía” o “educación”. Ahí va:
1). Sobre su Tratamiento Integrado de Lenguas:
es un engendro. Es una patraña inverosímil que nada tiene que ver con
la educación. Adolece de tantos males que sólo desde el más absoluto
cinismo puede ser defendido. Para empezar les comentaré que “integrado”
es algo que surge de la integración. Tratar tres lenguas por separado a
partes iguales en una distribución porcentual del 33% no es llevar a
cabo un tratamiento “integrado”, sino hacer una tratamiento
“distributivo” absurdo que sólo encaja en una mentalidad empresarial
como la suya. Es más bien una gilipollez superlativa y en términos menos
groseros una canallada pedagógica. Un tratamiento integrado consistiría
en tratar conjuntamente contenidos comunes de las dos lenguas que
pretenden integrar que tienen un mismo origen (¿debo decirles qué dos
de las tres lenguas son o hasta ahí llegan?). Un tratamiento integrado
consiste en dedicar esfuerzos, en primaria sobre todo, a enseñar
conjuntamente aquellas estructuras comunes, (sintaxis, morfología y
gramática; tipologías textuales, comprensión lectora y expresión
escrita), para poder después dar un trato diferencial a aquellos
aspectos (fundamentalmente ortográficos, léxicos y también morfológicos)
que no son comunes y que por supuesto no son tantos. Todo eso lo
ignoran ustedes que jamás han abierto un libro, como ignoran que ya se
venía haciendo en algunos centros donde he tenido el orgullo de
trabajar. No lo saben porque no se han molestado en preguntar o en pisar
alguno de esos colegios públicos que dicen defender pero a los que no
llevan a sus hijos para que no cojan ninguna enfermedad grave como la
tolerancia o el respeto a la diferencia. Y sobre todo no lo saben
porque no escuchan, porque ya se lo ha dicho todo el mundo, pero ustedes
sólo se escuchan a sí mismos (y no a todos).
Sobre la tercera lengua y cómo integrarla, qué decir. ¿Que para aprender inglés tal vez sería bueno enseñar inglés y no ciencias sociales? Es que da vergüenza hasta plantearlo porque es tan evidente que ofende al sentido común. ¿Han oído hablar del aprendizaje significativo? ¿Saben lo que son las cuatro habilidades básicas en una lengua? ¿Entienden que el valor instrumental de una lengua como la inglesa carece de sentido desde el momento en que no hay una competencia mínima suficiente para poderla utilizar como instrumento? ¿Entienden qué significa “vehicular”? ¿Creen que se llega a algún sitio en un vehículo que no se sabe conducir? ¿Entienden que para aprender una lengua como la inglesa a un nivel que permita la comunicación directa hay que establecer situaciones en las que esa lengua pueda ser utilizada? ¿Entienden que no puede ser con 35 alumnos en un aula? ¿Entienden que su deriva esquizofrénica no tiene nada que ver con enseñar o aprender inglés? ¿Saben el precio que van a hacer pagar por eso? ¿Saben lo que sacrifican a cambio de su pertinaz incompetencia?
Dejen de mentir. Ustedes no quieren que nuestros alumnos aprendan inglés, ustedes quieren que aprendan en inglés para que no aprendan en catalán y punto. Y no hay más. Porque les jode aceptar una España plural, multicultural, plurinacional y plurilingüe. Porque siguen queriendo una España única con una lengua única y con lenguas menores de segunda división que se hablen en el ámbito familiar como un residuo folklórico de algo que ya no existe. Porque ustedes son los mismos de antes que llevaban cuarenta años escondidos debajo de las piedras y que ahora se han crecido, se han venido arriba y pretenden volver a ganar una guerra civil en la que nadie más quiere pelear.
Sobre la tercera lengua y cómo integrarla, qué decir. ¿Que para aprender inglés tal vez sería bueno enseñar inglés y no ciencias sociales? Es que da vergüenza hasta plantearlo porque es tan evidente que ofende al sentido común. ¿Han oído hablar del aprendizaje significativo? ¿Saben lo que son las cuatro habilidades básicas en una lengua? ¿Entienden que el valor instrumental de una lengua como la inglesa carece de sentido desde el momento en que no hay una competencia mínima suficiente para poderla utilizar como instrumento? ¿Entienden qué significa “vehicular”? ¿Creen que se llega a algún sitio en un vehículo que no se sabe conducir? ¿Entienden que para aprender una lengua como la inglesa a un nivel que permita la comunicación directa hay que establecer situaciones en las que esa lengua pueda ser utilizada? ¿Entienden que no puede ser con 35 alumnos en un aula? ¿Entienden que su deriva esquizofrénica no tiene nada que ver con enseñar o aprender inglés? ¿Saben el precio que van a hacer pagar por eso? ¿Saben lo que sacrifican a cambio de su pertinaz incompetencia?
Dejen de mentir. Ustedes no quieren que nuestros alumnos aprendan inglés, ustedes quieren que aprendan en inglés para que no aprendan en catalán y punto. Y no hay más. Porque les jode aceptar una España plural, multicultural, plurinacional y plurilingüe. Porque siguen queriendo una España única con una lengua única y con lenguas menores de segunda división que se hablen en el ámbito familiar como un residuo folklórico de algo que ya no existe. Porque ustedes son los mismos de antes que llevaban cuarenta años escondidos debajo de las piedras y que ahora se han crecido, se han venido arriba y pretenden volver a ganar una guerra civil en la que nadie más quiere pelear.
2). Sobre la imposición de su decreto:
es un insulto vergonzoso y vergonzante a la democracia. Hace tiempo
que la democracia es una farsa en casi todos sus ámbitos. Hace tiempo
que la ley electoral, el bipartidismo, la disciplina de voto en los
parlamentos y en los ayuntamientos, la manipulación informativa y las
injerencias del poder ejecutivo sobre los otros dos la han matado. Hace
tiempo que toda esa mierda ha convertido la democracia en una gran
mentira, pero por lo menos hasta ahora se disimulaba el abuso un poco
más. Se lo explico despacito nuevamente porque de democracia parecen
saber menos que de educación. Hay tres tipos de democracia: la directa,
la representativa y la participativa. En la democracia directa, el
pueblo toma directamente las decisiones. Es un tipo de democracia en
desuso, porque dicen que no es funcional y porque no dicen que les da
miedo. Por eso existe otra, la representativa, que se basa
fundamentalmente en que el pueblo elige a sus representantes y estos están obligados
a hacer cumplir la voluntad general desde el poder ejecutivo, (que les
permite gobernar según las leyes que están aprobadas), y desde el poder
legislativo, (que permite modificar esas leyes e incluso cambiarlas por
otras). El tercer poder, el judicial, debería simplemente hacer cumplir
esas leyes al margen de los otros dos. Pero cambiar o modificar una ley
no es algo sencillo ni gratuito y no se puede hacer desde la
perspectiva de un partido determinado ni aún habiendo ese partido
arrasado en unas elecciones.
Pues bien, ustedes
pretenden legislar desde el poder ejecutivo, pisoteando el legislativo e
ignorando además al poder judicial. Eso es lo que se hace cuando se
gobierna por decreto. Se pasa por encima del Parlament y se decide que
se puede tocar la fibra más sensible de algo tan importante como un
sistema de educación pública sin someterlo a debate parlamentario, sin
escuchar a otras voces y a otras tendencias y redactando un decreto de
mierda de cuatro páginas con tres asesores gregarios encerrados en un
despacho. Porque eso es lo que han hecho. Fingen que sí, que buscan
consenso, pero redactan un decreto kamikaze que ha sido rechazado
desde los colegios, institutos, consejos escolares, ayuntamientos,
universidad, inspección educativa, asociaciones de padres y, lo más
importante, desde la calle. Con cien mil personas que van a seguir
gritándoles al oído que son unos miserables por el resto de sus vidas
cuando ustedes intenten dormir por las noches.
Sus
argumentos también son miserables. Se inventan mayorías silenciosas que
son tan silenciosas que no pueden decir nada y pretenden hacer creer que
lo que hacen estaba en su programa electoral y por ello se sienten
legitimados a hacerlo. Es falso, rotundamente. Nunca hablaron en su
programa electoral de cambiar el espíritu y la estructura de nuestro
sistema educativo. Utilizan eufemismos y medias verdades para
tergiversar unos hechos que les están dando la espalda día tras día. La
mayoría que obtuvieron en las elecciones no les da derecho a tanto. Es
una simple mayoría parlamentaria, que no social ni ciudadana, que no les
da derecho a ir más allá de lo que es malgobernar durante cuatro años
que probablemente serán menos.
Y lo que hacen no es por
casualidad, ni al azar. Esto que hacen con nosotros forma parte de algo
más grande y turbio y sus objetivos son bien claros en España y fuera
de España: desmantelar el estado social aniquilando todo lo público y
sometiéndolo indecentemente a los intereses de corporaciones privadas.
El estado social tiene tres estandartes que son la seguridad social, la
sanidad pública y la educación pública. Ustedes pretenden desarmarlos a
los tres, desarbolar y desmantelar los pilares del estado social en
beneficio de entidades privadas y de un reparto patrimonial de la
riqueza que empieza a resultar asqueroso. Una vez desarmado el estado
social, ¿qué queda? Un estado constitucional, aparentemente de derecho,
en el que los ciudadanos somos simplemente votantes y contribuyentes,
sin derechos sociales y con una merma evidente de nuestros derechos
civiles. Nada se espera de nosotros después del voto más que el
sometimiento y la tributación. Y si discrepamos se inventan una ley de
símbolos que nos prohíba demostrarlo públicamente y si protestamos una
de convivencia para hacernos callar y que seamos una silenciada mayoría
silenciosa como la suya. Miserables.
3). Sobre la marea verde:
es el despertar a la democracia participativa. El tercer tipo de
democracia, ese que les provoca sarpullidos y miedo. Un tipo de
democracia que nunca se nos había explicado y que por cierto quieren
prohibir que explique a mis alumnos, prefieren que otro menos rojo que
yo les enseñe a rezar de rodillas. Es un tipo de democracia que
empezó a despertar hace dos o tres años a raíz de los movimientos
asamblearios del 15M y que ahora ha tomado una nueva forma con la que
no están acostumbrados a tratar. Déjenme explicarles antes que nada
que no soy corporativista, que no defiendo a mis compañeros
simplemente porque lo sean y que pienso que muchos profesores no
deberían serlo y a veces me avergüenzo de la cosificación funcionarial
de algunos de mis colegas de profesión. Pero no hablamos de eso,
porque fundamentalmente con ustedes no se puede hablar de nada.
Hubiésemos podido discutir de la conveniencia o no de mantener un
sistema de inmersión lingüística, hubiésemos podido hablar de fracaso
escolar, de dignificar la profesión docente o de mil cosas más, pero
su monólogo es tan sordo como su estéril trilingüismo de salón y de
partido.
No me siento identificado con cualquiera que
se ponga una camiseta verde, pero sí me siento orgulloso de ponérmela
junto a todos ellos. Porque no esperaba este movimiento, ni esta
respuesta a su totalitarismo democrático y porque creo que les estamos
dando a ustedes y a nuestros alumnos una lección de dignidad. Y no hablo
desde la silla de un despacho, sino desde mi tercera semana de huelga
activa, de compartir la calle con compañeros y compañeras a los que he
visto llorar, sufrir, discutir y gritar porque lo que están haciendo
ustedes es inmoral, indecente y sobre todo cruel. Un atropello asqueroso
y lamentable que algún día les pasará factura.He vivido de primera mano
sus formas de control y manipulación de la información, la sumisión
vergonzosa de medios como IB3 a los designios de su propaganda política,
la filtración de mentiras y el uso del miedo como arma de forma que
nunca antes había visto. Me avergüenzo de todos ustedes y lo que
representan. Es la ignominia,la censura, la cara más oscura de un
sistema que jamás había estado tan podrido.
Sé que no
tenemos razón en todo y puede que muchos de los que gritan en la calle
no estén ahí por lo mismo que yo. Puede incluso que algunos no sepan
bien por qué están, pero sí sé por qué estoy yo. Estoy porque un
ministro analfabeto cree poder insultarme en el Parlamento, estoy porque
un presidente de gobierno autonómico cree poder humillarme
públicamente, estoy porque una consellera incapaz habla de niños que no
conoce como si fueran imbéciles y porque un diputado autonómico cree
poder amenazarme con incluirme en su lista y venir a por mí. Estoy en la
calle porque hay un psicópata y un ególatra tomando decisiones juntos
sin que nadie de su séquito se atreva a decirles que están equivocados;
porque el espacio profesional y vital donde he respirado tiza los
últimos veinte años se ve amenazado por algo mucho peor y sombrío que un
decreto de lenguas. Estoy en la calle porque ustedes son todo lo que
desprecio y contra lo que he venido luchando en estos últimos veinte
años. Y no estoy solo. Se terminará esta huelga por asfixia, por
desgaste, por pura pena, pero seguiremos estando ahí esperándoles,
peleando con otras armas contra todo lo que ustedes representan.
Ser
profesor es luchar contra la ignorancia con la palabra y el ejemplo. En
eso estamos. Llevo veinte años haciéndolo y voy a hacerlo veinte años
más. Aquí les espero, no les tengo miedo. Les tengo, simplemente, asco.
Juanjo Pérez
Maestro, licenciado en filosofía y profesor de secundaria.
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