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"Habían contraído, en efecto, la enfermedad del insomnio [...] Bebieron todos un brebaje de acónito, pero no consiguieron dormir, sino que estuvieron todo el día soñando despiertos. En ese estado de alucinada no sólo veían las imágenes de sus propios sueños, sino que los unos veían las imágenes soñadas por los otros [...] El alba del lunes sorprendió despierto a todo el pueblo. Al principio nadie se alarmó. Al contrario, se alegraron de no dormir, porque entonces había tanto que hacer en Macondo que el tiempo no alcanzaba. Trabajaron tanto, que pronto no tuvieron nada más que hacer, y se encontraron a las tres de la madrugada con los brazos cruzados [...] Los que querían dormir, no por cansancio sino por nostalgia de los sueños, recurrieron a toda clase de métodos agotadores. Se reunían a conversar sin tregua, a repetirse durante horas y horas los mismos chistes, a complicar hasta los límites de la exasperación el cuento del gallo capón, que era un juego infinito, un círculo vicioso que se prolongaba por noches enteras. Cuando José Arcadio Buendía se dió cuenta de que la peste del insomnio había invadido el pueblo, reunió a los jefes de familia para explicarles lo que sabía sobre la enfermedad, y se acordaron medidas para impedir que el flagelo se propagara a otras poblaciones [...] Todos los forasteros que por aquel entonces recorrían las calles de Macondo tenían que hacer sonar una campanita para que los enfermos supieran que estaba sano. No se les permitía comer ni beber nada durante su estancia, pues no había duda de que la enfermedad sólo se trasmitía por la boca, y todas las cosas de comer y de beber estaban contaminadas de insomnio. En esa forma se mantuvo la peste circunscrita al perímetro de la población. Tan eficaz fue la cuarentena, que llegó el día en que la situación de emergencia se tuvo por cosa natural y se organizó la vida de tal modo que el trabajo recobró su ritmo y nadie volvió a preocuparse por la inútil costumbre de dormir."
(pág. 137-139)
(pág. 137-139)
2 comentaris:
Jajajaja molt bo el títol de l'entrada i el gest del García Márquez.
I el llibre, una molt bona suggerència.
Una abraçada,
Pere
Gràcies. A vegades hi ha sort i trob la justa correspondència títol/foto.
Rellegir, al cap dels anys, aquests Cien años... ha estat tot un plaer.
Salutacions!
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