dimarts, 19 de maig del 2015

NOSTÀLGIA...

http://www.ttarttalo.eus/eu/narratiba/liburu_fitxa/cuarto-de-luna/aranguren-jorge-g./978-84-8091-837-4
"Paula empieza sin apuntes. Va a lo suyo. Y de nuevo, la pesadez de dar citas, datos, pormenores. Repetir lo dicho una y mil veces. Apearse de la incontinencia (tapón y corcho de cualquier vanagloria) y de lo pomposo, lo ocurrente, lo afectado. Utilizar la cortesía. Huir con cautela de la obviedad. Meter a la arrogancia en un zurrón; a las ilusiones darles fuego.
Esto traen los años, la experiencia; y de manera parecida, el convencimiento de lo relativo de cuanto alguna vez nos pareció primordial: Tal desarrollo nos conduce a reducir la soberbia a mera lumbre de san Telmo -estorbo tolerado por ese zumo de nostalgia-, a entusiasmarnos en frío: ser frívolo y vanidoso hasta un mínimo tolerable. El artista trabaja con el tiempo y en el tiempo. En un primer estadio se cree renovador. Pero se arriesga a una inequívoca ruptura: devorar sin pudores, poderosamente, lo que estuvo a nuestro alcance y nos decidimos a adquirir (o a digerir) por su entrega posible. Invirtiendo el mito del dios Cronos, hete aquí a los párvulos tragando la pulpa fresca del padre, ofrecida al que llega con mucho apetito y ansia, o con la prisa de crecer. Con el tiempo -moderador comprometido-, el artista, bien sea poeta, bailarín, músico o funámbulo, advierte que su aporte a la disciplina proclamada es un humo vaporoso o repetición, un derivado de las degluciones de cuanto, sin retraerse por escrúpulo, le fue ofrecido o él supo robar. Me hago viejo en la obra, en la pesquisa recobrada, en descubrimientos. Cede el impulso, la ilusión, la intensa fe, la sorpresa y el deleite del hallazgo -cara y cruz de una moneda giratoria-, esa capacidad para los robos y los alegres extravíos. Muy pocos artistas tocaron su madurez sin ser extraños a semejante corrección, a los huesos rotos, a este matiz clarividente. Y retornan los fantasmas del padre, de los compañeros devorados, convertidos en una fibra o mojama libre de termes y de pólipos, ya inodora su cecina. El arte es una rumia; vomitar con poca pulcritud; extender esa baba, convencerse de que tuvo algo de distinto, de feraz y público." (fragment pàg. 61-62)

http://elpais.com/diario/2003/01/28/paisvasco/1043786416_850215.html