"En la biografía de un escritor hay un momento en que la fascinación por la literatura se une e incluso se rinde a la mitología del cine. A los dieciséis años un día me escapé de casa en tren a Valencia. Fue una huida corta, un vuelo gallináceo que duró veinticuatro horas con una sola noche [...] y me metí en el cine cuya fachada tenía los cartelones más grandes ... Era Moulin Rouge, de John Huston. Desde entonces ese director se erigió en uno de los fantasmas de mi libertad. Lo llevo asociado a un sabor de fugitivo, de estar fuera de la autoridad del padre, y al castigo que me esperaba al volver al hogar [...] De hecho, en mi mitología, antes de comprarme una trinchera parecida a la de Albert Camus yo ya quería ser como John Huston hasta el punto de que recién llegado a Madrid, antes de recalar en el café Gijón fui a la Escuela de Cinematografía de la calle Monte Esquinza para inscribirme en el examen para director de cine. Me recibió un ser con babuchas a cuadros que se estaba comiendo un bocadillo de tortilla. Nunca sería John Huston si permanecía un minuto más en aquel lugar.
Llegó un momento que no tenía claro si debía gustarme más leer El extranjero de Camus o Santuario de Faulkner que ver El halcón maltés o El juez de la horca en el cineclub. Sabía que un director de cine conocía a sus personajes de carne y hueso, mandaba sobre ellos, los manipulaba, los soportaba o admiraba, sabía de sus pasiones dentro y fuera de la pantalla. El cine se había apoderado de los sueños [...] Pero sobre todo estaba John Huston. La mitología entre la literatura y el cine hizo síntesis con este cineasta cuando dirigió Vidas rebeldes [...] Después de dirigir La noche de la iguana en Puerto Vallarta, en México, se quedó a vivir en medio de la selva entre boas y mosquitos en una cabaña adonde no se podía acceder sino en canoa. Prometo que en otra vida, si me vuelvo a escapar y veo Moulin Rouge, ya no volveré a casa. Haré lo imposible por parecerme siquiera al dedo gordo del pie de John Huston, aunque sólo sea porque fue el primer contacto que se produjo en mi imaginación entre los fantasmas que nacen de la psicosis del escritor y los personas reales que se vuelven fantasmas en la pantalla." (fragment pàg. 183-188)
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