"En esta traducción he intentado conseguir una equivalencia, al menos parcial, de los valores formales del texto, ante todo a través de la disciplina de verterlo en metros castellanos. Es prácticamente imposible trasvasar al español la métrica acentual del alemán. Probar a reproducir la rima, usada por Rilke, me hubiera obligado a alejarme demasiado del original. He optado por la versificación libre en endecasílabos, con ayuda de no pocos alejandrinos y algunos eneasílabos. Esto último no sólo se justifica por la extremada dificultad de encajar necesariamente en once sílabas bien acentuadas unos versos de morfología y sintaxis tan distintas, sino porque la combinación de estos tres tipos de versos es frecuente en la poesía española contemporánea. En todo caso, me he esforzado también por lograr la máxima fidelidad". Federico Barmúdez-Cañete
Pero el camino a ti es terrible, larguísimo,
y, al no usarlo hace mucho tiempo nadie, se borra.
Qué solo estás. Tú eres la soledad,
que hacia lejanos valles se dirige.
Y mis manos, que están sangrando
de cavar, las elevo al viento, abiertas,
para que, como un árbol, echen ramas.
Con ellas yo te absorbo del espacio,
como si allí te hubieras estrellado
con gesto de impaciencia, alguna vez,
y ahora cayeras, mundo atomizado,
desde lejanos astros, a la tierra de nuevo,
como lluvia que cae, suave en primavera.
y, al no usarlo hace mucho tiempo nadie, se borra.
Qué solo estás. Tú eres la soledad,
que hacia lejanos valles se dirige.
Y mis manos, que están sangrando
de cavar, las elevo al viento, abiertas,
para que, como un árbol, echen ramas.
Con ellas yo te absorbo del espacio,
como si allí te hubieras estrellado
con gesto de impaciencia, alguna vez,
y ahora cayeras, mundo atomizado,
desde lejanos astros, a la tierra de nuevo,
como lluvia que cae, suave en primavera.
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