"A las once de la mañana los salones de Sotheby's resplandecían con la fascinación de los grandes acontecimientos. Se subastaban cuadros de impresionistas y de pintura moderna, entre los cuales sobresalían varias obras de Degas, de Cézanne, de Juan Gris, de Picasso, de Utrillo, de Vlaminck y algunas esculturas de Giacometti y de Henry Moore. Se podía decir que a esta primera sesión habían acudido todos los peces gordos del mercado del arte, los marchantes más poderosos, japoneses, suizos, alemanes, libaneses, de los cuales algunos venían en representación de museos o de multinacionales y otros sólo se movían por la propia pasión que no tenía límites. Pese a que había grandes piezas en esta primera sesión de Sotheby's, el amor de los coleccionistas se dirigía hacia un dibujo turbador de Matisse, el boceto de una adolescente con el pubis florido que parecía estarse desperezando mientras con las manos se arrreglaba las flores del pelo. Era un estudio de esa figura femenina que forma parte del famoso cuadro La alegría de vivir, cuyo bosquejo pertenecía a la colección Haas de San Francisco. La obra definitiva estaba en la Barnes Foundation.
En los salones de Sotheby's podían verse los seres más fascinantes y estrafalarios del planeta. Cuando el fluido magnético del dinero hace masa con la belleza produce una carga tan potente que hace enloquecer a los tiburones más fríos..."
(fragment pàg. 91-92)
En los salones de Sotheby's podían verse los seres más fascinantes y estrafalarios del planeta. Cuando el fluido magnético del dinero hace masa con la belleza produce una carga tan potente que hace enloquecer a los tiburones más fríos..."
(fragment pàg. 91-92)
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