Plaza Mayor (Madrid 19.03.2011)
"Entregué el azul más azul de la primavera, la roja pasión del estío, la dorada madurez del otoño. Dejadme ahora, solo y libre, adentrarme en el invierno final, abrigado por el rescoldo de lo que fue o pudo ser mi vida. Pero no tengo derecho ni a pensarlo. La vida y la lucha por un mundo más justo continúan. Y solamente el que se excluye se siente verdaderamente solo. He vivido la vida que he preferido vivir, la vida dura pero noble de un revolucionario. Y a pesar de los naufragios sufridos y las decepciones que la lucha y la vida a veces nos deparan, si mil veces naciera mil veces volvería a ser lo que soy y a pensar como pienso [...] El bosque de mi generación se va despoblando poco a poco y yo sigo en pie como un árbol milagroso, quizás porque no he perdido la apasionante costumbre de vivir y de luchar por algo que vaya más allá de mí mismo [...] Llegué muy tarde a mi juventud, pero como dijo Picasso "hace falta tiempo, mucho tiempo para ser joven" [...] Cuando recobré la libertad no pensaba en el tiempo perdido o arrebatado. Tenía 42 años, salía con la juventud intacta, la vida me abrió sus brazos generosamente y la viví con intensidad, como la soñaba en la cárcel:
Si salgo un día a la vida
mi casa no tendrá llaves.
Siempre abierta, como el mar,
el sol y el aire.
Que entren la noche y el día
y la lluvia azul, la tarde.
El rojo pan de la aurora;
la luna, mi dulce amante.
Que la amistad no detenga
sus pasos en mis umbrales,
ni la golondrina el vuelo,
ni el amor sus labios. Nadie.
Mi casa y mi corazón
nunca cerrados: que pasen
los pájaros, los amigos,
el sol y el aire.
Todo era futuro para mí y el final del camino estaba lejos. Me sentía eterno [...] Sentir la libertad, pisar la hierba, mirar el azul del cielo o las estrellas, amar a una mujer, poner mi mano sobre la cabeza de un niño, estrechar a mi hijo entre mis brazos, todas esas sensaciones que para los demás son como bienes naturales, a mí me arrebataban de placer y sorpresa y me estremecía de felicidad al descubrirlas y poseerlas. Es ahora, cuando el río está a punto de llegar al mar y desvanecerse en la nada, cuando me angustian aquellos 23 años que me robaron, toda mi juventud y la mitad de mi vida."
(fragment pàg. 376-378 Decidme cómo es un árbol)
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