La noche y sus agüeros, su olor azul marino,
su leve inconsistencia. (La inconsistencia tiene
también su aroma propio, no sólo un propio tacto.)
Ella es mi desarraigo, mi vigilia continua,
mi estar fuera de mí vigilándome siempre,
y yo su deterioro
o su último renglón.
María Victoria Atencia
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