Uno escribe a base de ser
minero de sí mismo
minero de sí mismo
Una de ses darreres entrevistas si clikeu aquí
i un dels seus llibres:
(més si clikeu damunt es llibre i aqui)
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"...Hasta que de pronto lanzaron un gemido triunfal y el jinete se contorsionó en un espasmo y se derrumbó sobre el otro cuerpo como si se hubiera desangrado de golpe.
Jamas en el mundo verde y silencioso de la sirena, ocurriría nada capaz de transfigurar así los rostros. Si aquello era una lucha ninguno había sido vencido puesto que cesó por agotamiento, según indicaba la jadeante respiración. Mejor dicho, habían vencido ambos, pues sus rostros mostraban una sonrisa a un tiempo desmayada y triunfante. ¡Cómo envidió la sirena sus máscaras inefables, sus figuras inmóviles pesando sobre la tierra! Pasado un rato la montura pasó los dedos suavemente sobre el pecho de su jinete con un gesto que arrebató a la sirena y al que no supo darle nombre. Sólo sintió en su corazón la puñalada de serle negado aquello por toda la eternidad. En aquel instante renegó para siempre de su divinidad, envidió a los seres capaces de tanta exaltación y decidió pedir a un dios propicio esa misma manera de estar viva.
- Fui sirena -pronuncia temerosa junto a la oreja adorada-... ¿Me oyes? Fui sirena.
No puedo callarlo. ¡Es la vida que está viviendo! Imposible no gritarla. [...] - Necesito que lo sepas, darte todo lo que soy... Sirena de verdad, en la mar, con mi cola de pez... Luego me hice mujer - concluye con un suspiro. Ya está, es irremediable. ¿Ha hecho bien? Trata de interpretar la expresión de ese rostro, a contraluz en la ventanita.
El hombre al principio sólo había recogido en su oído la miel de la voz. Ahora ha captado el sentido y reacciona en tono alerta, incrédulo.
- ¿Cómo has dicho?
Aún podría ella echarlo a broma. Pero ni se le ocurre. Rápidamente, en pocas palabras, explica que lo había olvidado, que por eso no sabía de su infancia, pues no la tuvo [...] - En ti todo es posible... Tenía que ser así." (pág. 252-254)
Jamas en el mundo verde y silencioso de la sirena, ocurriría nada capaz de transfigurar así los rostros. Si aquello era una lucha ninguno había sido vencido puesto que cesó por agotamiento, según indicaba la jadeante respiración. Mejor dicho, habían vencido ambos, pues sus rostros mostraban una sonrisa a un tiempo desmayada y triunfante. ¡Cómo envidió la sirena sus máscaras inefables, sus figuras inmóviles pesando sobre la tierra! Pasado un rato la montura pasó los dedos suavemente sobre el pecho de su jinete con un gesto que arrebató a la sirena y al que no supo darle nombre. Sólo sintió en su corazón la puñalada de serle negado aquello por toda la eternidad. En aquel instante renegó para siempre de su divinidad, envidió a los seres capaces de tanta exaltación y decidió pedir a un dios propicio esa misma manera de estar viva.
- Fui sirena -pronuncia temerosa junto a la oreja adorada-... ¿Me oyes? Fui sirena.
No puedo callarlo. ¡Es la vida que está viviendo! Imposible no gritarla. [...] - Necesito que lo sepas, darte todo lo que soy... Sirena de verdad, en la mar, con mi cola de pez... Luego me hice mujer - concluye con un suspiro. Ya está, es irremediable. ¿Ha hecho bien? Trata de interpretar la expresión de ese rostro, a contraluz en la ventanita.
El hombre al principio sólo había recogido en su oído la miel de la voz. Ahora ha captado el sentido y reacciona en tono alerta, incrédulo.
- ¿Cómo has dicho?
Aún podría ella echarlo a broma. Pero ni se le ocurre. Rápidamente, en pocas palabras, explica que lo había olvidado, que por eso no sabía de su infancia, pues no la tuvo [...] - En ti todo es posible... Tenía que ser así." (pág. 252-254)
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