En cualquier caso, una relación más sólida que con Hemingway la tendría, lo más seguro, con los artistas Arturo Souto y Victorio Macho. Eran pintores y escultores, estrechamente ligados a la causa de la República. Tanta fue su amistad que Robert incluso ayudó a organizar una exposición de Arturo Souto en Bruselas, en 1939. Son dibujos a lápiz, en blanco y negro. En ellos aparecen figuras de guardias civiles fusilando campesinos. Son obras tristes sobre esos miles de personas muertas en la cuneta.
En Granollers descubrió, de verdad, un mundo nuevo, el mundo de los que luchaban contra el totalitarismo, el de la gente sencilla, también el de los artistas. Crear no era suficiente; el artista, además, tenía que liberarse a sí mismo y a su entorno. Robert envió muchas crónicas desde Cataluña, y un largo artículo que escribió sobre Federico García Lorca suscitó un especial interés entre los lectores de Gante.
Inmediatamente se persuadió de que la realidad era diversa. Supo de lenguas que nunca había conocido: catalán, euskera, gallego. Se trajo libros de Castelao, un buen saco de novelas y poemas escritos en catalán; y, por último, tuvo noticia de la historia del euskera, de cómo aquella pequeña lengua había sobrevivido durante miles de años." (fragment pàg. 79-80)
(més)
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada