divendres, 15 de novembre del 2013

MÉS ENLLÀ...


http://www.anagrama-ed.es/titulo/PN_849"Sólo cuando hubieron acabado y colocado las cosas en su sitio la mujer dijo que tenía que marcharse sin falta. Fue hasta el coche a coger las cosas del chiquillo, el chaquetón y lo demás, y volvió para dejarlo todo sobre el sofá, en casa. Al chiquillo simplemente le estrechó la mano, porque era un detective, y le dio algún consejo que le hizo sonreír. Luego le señaló al hombre con un pequeño gesto de cabeza.
A ver si le puedes echar una ojeada, de tanto en tanto, dijo en voz baja. Puede montar unos desastres que ni te imaginas.
Del hombre se despidió sin decir nada, un beso en los labios. Apenas un poco largo -y cerrando los ojos, él.
Se subió la coche, sacudiendo con la mano, antes, las palomitas que había en el asiento. Se abrochó el cinturón de seguridad, pero luego se quedó allí, sin encender el motor. Miraba aquella casa, ante ella, y pensaba en la misteriosa permanencia de las cosas en la corriente nunca quieta de la vida. Pensaba que, viviendo con ellas, uno acaba dejando siempre algo como una ligera mano de pintura, el tinte de ciertas emociones destinadas a decolorarse, bajo el sol, en recuerdos. Pensaba también que tendría que poner gasolina y que hacer de vuelta toda aquella carretera, a solas, iba a ser un coñazo. Al menos no está oscuro, se dijo. Luego vio abrirse la puerta de la casa y al hombre saliendo, aún con la camiseta y los pies desnudos, acercándose con pasos lentos hacia ella. Se detuvo al lado de la portezuela [...] Hay el viento apropiado, dijo. A lo mejor podríamos salir a la bahía.
La mujer no dijo nada. Permanecía con la vista clavada en la casa.
Te marchas esta noche, qué más te da, dijo el hombre.
Entonces la mujer se volvió hacia el hombre y vio el mismo rostro de tantas otras veces, los dientes torcidos, los ojos claros, los labios de chiquillo, aquel pelo esparcido por la cabeza. Tardó poco en decidir algo. Pensaba en la misteriosa permanencia del amor, en la corriente nunca quieta de la vida." (fragment pàg. 99-100)

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