dijous, 5 de desembre del 2013

SILENCI...


http://www.acantilado.es/catalogo/maldita-perfeccin-653.htm"La poesía está esencialmente vinculada al silencio. Incluso en un sentido anatómico. La poesía es un goteo verbal desde el silencio, marca la frontera del silencio [...] La poesía está presidida por el ritmo y por el juego, pero lo que la determina más decisivamente es su diálogo con el silencio. Quizá esto sea chocante en nuestros días aunque no implica ninguna novedad. La comunión íntima de la poesía con el silencio se remonta a los propios mitos fundadores. En el de Orfeo, por ejemplo, que integra todas las etapas del hecho poético. El silencio era uno de los atributos de Orfeo. Como poeta y como músico primigenio era aquel que encantaba al bosque y silenciaba a las fieras. Aunque sometido en ocasiones a procesos trepidantes estaba directamente vinculado a la magia del silencio. Viajero al infierno, objeto de troceamiento por parte de las ménades y héroe resurrecto, Orfeo es canto y silencio.
En esta condición la poesía, como palabra fronteriza, marcha por el filo de la navaja: por un lado, el absoluto; por otro, la nada. Descomposición y recomposición, muerte y resurrección. El sonido de la poesía es un sonido en medio del silencio. Lo ha sido siempre, pero ahora lo es de manera más cortante en un civilización tan servilmente apegada a la retórica superficial. Frente al ruido de la superficie la poesía nos permite una inmersión que nadie supo expresar mejor que Friedrich Hölderlin en los versos finales de El Archipiélago: 'Déjame recordar el silencio en tus profundidades'.
El silencio de las profundidades tiene mucho que ver con el sonido del origen. La poesía es un retorno al origen pero en una perpectiva paradójica de la evocación y la nostalgia: el origen está ante nosostros. Se trata, por tanto, de un retorno a la patria del futuro, lo cual implica una cierta circularidad. Ósip Mandelstam ha dado la mejor definición de poeta que conozco: el poeta es el maestro del eco.
El poeta lucha con las formas del lenguaje para atrapar el sonido originario pero tiene que contentarse con la resonancia, con el eco [...] La poesía se enfrenta también a un sonido errante. No puede ser, por tanto, la obra absoluta de un autor. Mas bien es un flujo, una corriente que, al atravesar el tiempo y el espacio, va encontrando sus interlocutores en distintas tradiciones, culturas y lenguas. La historia de la poesía es un coro circular con muchas máscaras. El eco viaja siempre. Sólo necesita un intérprete que sepa escuchar." 
(fragment pàg. 232-234)

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