dilluns, 12 de novembre del 2012

A TRES BANDES...


"La compasión destruye a su manera. De noche, junto a su cama, no consigo dormirme. El pasado ya está siendo manipulado por el futuro. Es un vuelco que da vértigo. Una ciencia ficción íntima.
Anoche me llevé al hospital un ensayo que Virginia Woolf escribió sobre su propia enfermedad. Me preguntaba si ese texto iba a orientarme o a hundirme más. Pero intuí que iba a encontrar algo. Algo de ese lenguaje que ahora habla Mario. En las últimas páginas me quedé dormida. Cuando me desperté, no estaba segura de si realmente lo había leído [...] "Dejamos de ser soldados en el ejército de los erguidos, nos convertimos en desertores", esa es la ambivalencia de los enfermos, que explica por qué a veces me siento furiosa con él. Ha sido derribado, sí, le han disparado por la espalda.
"La descripción de la enfermedad en literatura es obstaculizada por la pobreza del propio idioma. El inglés, que es capaz de expresar los pensamientos de Hamlet o la tragedia de Lear", digamos Alonso Quijano, De Pablo, Funes, "apenas tiene palabras para describir el escalofrío y el dolor de cabeza. El idioma ha crecido en una sola dirección. La más simple estudiante, cuando se enamora, tiene a Shakespeare o a Keats para hablar por ella", digamos Garcilaso, Bécquer, Neruda, "pero si un enfermo intenta describirle al médico su dolor de cabeza, el lenguaje se marchita de inmediato", ¿por eso esa necesidad desesperada de palabras? [...] "Cuando lo pensamos, resulta de veras extraño que la enfermedad no haya ocupado su lugar, junto al amor y la guerra y los celos, entre los temas principales de la literatura", o quizá no tan extraño, ¿quién quiere encender un fuego con la leña de su propio árbol? [...] Al cuidar a nuestro enfermo, protegemos su presente. Un presente en nombre de un pasado. De mí misma, ¿qué protejo? En este punto entra (o se tira por la ventana) el futuro. Para Mario es inconcebible. Ni siquiera puede conjeturarlo. El futuro: no su predicción, sino su simple posibilidad. Es decir, su genuina libertad. Eso es lo que la enfermedad mata antes de matar al enfermo."  
(fragment pàg. 93-95)  (més)