dilluns, 9 de març del 2015

ALTER EGO...



http://www.anagrama-ed.es/titulo/CM_345"Cuando miré por la ventana hacia el gran reloj del St. Paul Hotel, las saetas marcaban casi las once. La carta a Hackmuth era muy larga, tenía ya doce folios. La leí. Me pareció una imbecilidad. Sentí que la cara se me enrojecía de vergüenza. Hackmuth pensaría que yo era idiota por escribirle aquellas insensateces infantiles. Junté los folios y los arrojé a la papelera. Mañana sería otro día y tal vez mañana se me ocurriese una idea para escribir un cuento. En el ínterin, me comería un par de naranjas y me iría a dormir [...] Hete aquí viviendo como un gusano día tras día, genio del hambre, fiel a una vocación sagrada. ¡Tu valentía es envidiable!
Me eché en la cama, envuelto por la oscuridad, sin ganas de dormir. El poderoso Hackmuth... ¿qué diría de todo esto? Me elogiaría, su pluma omnipotente me ensalzaría con frases llenas de elegancia y equilibrio. A fin de cuentas, la carta que pensaba enviarle no era tan deplorable. Me levanté, rebusqué en la papelera y la releí. Una carta notable, con un sentido del humor muy discreto. Hackmuth la encontraría divertida. Le impresionaría que la hubiera escrito el mismísimo autor de "El perrito que reía". ¡Ésta sí que era una buena obra! Abrí el cajón lleno de ejemplares del número en que se había publicado el relato. Me eché en la cama, volví a leerlo,y empecé a reírme sin parar a causa del ingenio que revelaba, a murmurar exclamaciones de sorpresa por el hecho de haber sido yo quien lo había escrito. Luego lo leí en voz alta, deshaciéndome en ademanes delante del espejo. Cuando terminé, lñágrimas de placer manaban de mis ojos y me planté delante del retrato de Hackmuth, al que di las gracias por haber sabido apreciar mi inteligencia.
Tomé asiento ante la máquina de escribir y reanudé la carta. La noche avanzaba, los folios se acumulaban. Ah, si toda la literatura fuera tan sencilla como una carta a Hackmuth." 
(fragment pàg. 40-41)


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