dimarts, 14 de gener del 2014

PISTES...

 
http://www.planetadelibros.com/plenilunio-libro-92332.html"-Y por ahí anda -dijo el inspector, señalando a la gente que pasaba por la plaza, figuras con abrigos, tapadas por paraguas, inclinadas bajo la lluvia, empleados que regresaban a las oficinas o a los comercios después de comer y de adormecerse un rato en el sofá, una mujer con un carrito de niño forrado de plástico, un viejo con u sombrero y bufanda que esparcía granos de trigo o migas de pan en el enlosado del centro de la plaza [...] Por ahí anda el muy cabrón, en medio de nosotros, tan traquilo, perfectamente seguro de que no tenemos nada para atraparlo.
-Tenemos sus huellas -dijo Ferreras, nervioso, alentado por la ira, echado hacia delante, apartando las botellas vacías de cocacola para dejar espacio a las hojas mecanografiadas de su informe-. Tenemos su sangre y su saliva, su pelo y su piel, la forma de la suela de sus zapatos, y estoy esperando que me manden de Madrid el informe de su ADN. Ya no es posible ir por ahí sin dejar ningún rastro, usted lo sabe, inspector, tan sólo con ese pelo que había en la garganta de Fátima podemos identificarlo. Es fantástico, ¿no se da cuenta? En un pelo, en una limadura de uñas, en una gota de saliva, ahí está nuestra vida entera, más información de la que cabe en la biblioteca más grande del mundo, todo lo que uno es, lo que sabe y lo que no sabe de sí mismo, su origen y su destino, la enfermedad de la que va a morirse.
Pero nada de eso me sirve ahora, pensaba el inspector, asintiendo a las palabras de Ferreras desde la distancia clausurada en la que el otro lo veía, acordándose de las palabras del padre Orduña, busca sus ojos, su cara entre la gente, no su código genético ni su grupo sanguíneo y ni siquiera sus huellas dactilares, que ahora no sirven de nada porque lo más probable es que no esté fichado, busca sus ojos, su cara, el espejo de su alma, el espejo más turbio en el que puede mirarse nadie en la ciudad, ahora mismo, mientras el cadáver helado y recosido de Fátima yace no bajo tierra, sino en un frigorífico de aluminio, mientras vuelve a caer la lluvia como un restitución de los inviernos del pasado y las nubes son tan bajas y oscuras que ya se han iluminado algunas ventanas en la plaza, los neones de las oficinas y de los comercios, de los despachos de la comisaría." (fragment pàg. 99-101)

http://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Mu%C3%B1oz_Molina