dimecres, 25 de febrer del 2015

MARLOWE...


http://www.alfaguara.com/es/libro/la-rubia-de-ojos-negros/"Cogí el sobre y deslicé un dedo bajo la solapa. Mientras lo hacía, pensé que Clare lo habría chupado y en cómo la punta pequeña y afilada de su roja lengua se habría deslizado velozmente para humedecer la cola.

Desearía saber si disponde de alguna noticia sobre el asunto para el que le contraté como investigador. Esperaba que en este tiempo hubiera realizado claros avances. Le ruego que se ponga en contacto conmigo lo antes posible. 
CC

Eso era todo. No había dirección de remitente, ni saludo, ni nombre, solo las iniciales. Ella no quería correr ningún riesgo. Era la versión escrita de una patada en los huevos. Sentí una rabia inmensa, pero me dije que no debía ser tonto. La rabia solo hace trabajar más el hígado y no consigue nada.
Dejé a un lado la escueta y fría misiva de Clare Cavendish, me retrepé en el sofá, encendí un nuevo cigarrillo y, dado que no tenía ninguan excusa para no hacerlo, me dispuse a pensar. Desde el principio el asunto de Nico Peterson no parecía tener mucho sentido, pero a esas alturas ya no tenía sentido ninguno. Hace poco descubrí una bonita palabra: palimpsesto. El diccionario dice que es un manuscrito antiguo en el que se borró parte del texto original para escribir encima uno nuevo. El asunto del que yo me ocupaba tenía algo de eso. Estaba persuadido de que detrás de todo lo que había sucedido existía otra versión de los hechos que yo no alcanzaba a leer. Pero sabía que estaba ahí. No es posible dedicarse a un trabajo como el mío durante tantos años sin desarrollar un olfato para lo que no se ve.
Sentado en el sofá en la quietud del mediodía, volví a pensar en el asunto. Lo bueno de vivir en una calle sin salida era que apenas había tráfico y, por tanto, el ruido era mínimo. Aún así no llegué a ninguna conclusión o, por lo menos, a ninguna conclusión nueva, pues seguía dándole vueltas a la misma versión. De lo que estaba seguro, de lo único que estaba seguro, era de que Clare Cavendish no encajaba en el puzle. A Nico Peterson podía llegar a entenderlo. Era el hijo de un hombre rico y su objetivo en la vida era convertirse a su vez en un hombre rico y escupirle a su padre en la cara. El problema era que no tenía ni el cerebro de su padre ni su osadía ni su brutalidad ni lo que sea que se necesita para conseguir un millón de pavos. No había logrado hacerse un nombre como agente -hasta Mandy Rogers lo consideraba un inútil- y probablemente se había juntado con la gente equivocada [...] Clara Cavendish me había contratado para encontrar a un novio que la había conmocionado en dos ocasiones. Pero no terminaba de creerme aquella historia. Desde el principio me había resultado inconcebible que una mujer como aquella se liara con un hombre como Peterson. Por supuesto que hay mujeres a quienes les gusta juguetear con la mugre. Les excita arriesgar su reputación y hasta su salud. Pero Clare Cavendish no pertenecía a ese grupo. Podía imaginarla arrojándose en brazos de un canalla, pero tenía que ser un canalla de su tipo, con clase y con dinero." (fragment pàg. 256-258)