11 - Menos dos alas
González era un ángel menos dos alas,
González era un santo por lo civil,
un dandi con un ojo a la funerala,
tan rojo tan Oviedo y tan zascandil.
Hilaba en los garitos de mala nota
boleros de Machín con Juanín de Mieres:
apurando esos güisquis en los que flota
la luna de las golfas y los crupieres.
Cuando volvía
del extranjero,
tan forastero;
a las dos no era de día,
a las seis ya era de noche,
pídame un coche
fumando espero
y le aplaudían
los camareros.
Otoños y otras luces, pan con verbena;
su Príncipe de Gales tan Cortefiel;
tratado de urbanismo, Juan de Mairena:
chicana magdalena, tinta y papel.
Verde por la vergüenza que no tenía,
hasta ayudó a Caronte a quemar sus naves,
decia que morirse no era tan grave
y agonizó en voz baja, por cortesía.
Cuando volvía
del extranjero,
tan forastero;
a las dos no era de día,
a las seis ya era de noche,
viva el derroche
muera el dinero
y le aplaudían
los camareros.
Cuando volvía
del extranjero,
tan forastero;
a las dos no era de día,
a las seis ya era de noche,
pídame un coche
fumando espero
y le aplaudían
los camareros.
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