dimarts, 25 de novembre del 2014

DE VIVA VEU...


http://www.planetadelibros.com/los-otros-son-mas-felices-libro-53750.html"... No lo sé. Vamos, ahora sí, pero en ese momento no lo sabía. Como no vivía en España no podía saber si era un hecho aislado o si es que era famosa. A mí, en todo caso, lo que había visto me bastaba para imaginarme la vida de Marina como... como en el fondo siempre había pensado que sería, por una especie de predestinación. Hasta el ser rubia, algo tan raro en España, tan excepcional, rubia y de ojos claros, con esa piel tan blanca y fina parecía transparente, hasta eso encajaba en todo lo demás: el que su padre fuera pintor, la casa en La Tramontana... el dinero, del que nunca hablaban... La doctrina de la predestinación dice que hay quien nace para salvarse y otros para condenarse, y que eso no es más injusto que nacer hormiga o nacer caballo. Los Soley eran caballos y nosotros hormigas, mala suerte. Marina me recordaba esps personajes de Henry James, o de Proust, ocupados exclusivamente en intentar averiguar si su amante es infiel, o en escribir sobre Vermeer o en buscar un palacio en Venecia para pasar el verano... sin que nadie aluda siquiera a eso que una, sonrojándose, sintiéndose irremediablemente paleta, no puede dejar de preguntarse: ¿de qué viven?, ¿de dónde sacan el dinero?... Ese dinero que a mí, para conseguirlo en cantidades modestísimas, me obligaba en esa época a pasarme ocho horas cada día cogiendo el teléfono en la Embajada de España.
... Para aprender inglés.
... Sí, claro que existen métodos menos traumáticos, como tú dices.
... Es verdad, debería preguntármelo: ¿Por qué vine a Inglaterra? ¿Por qué he pasado veinte años de mi vida en un país extranjero? 
... Pues es que cuando murió Franco en el 75, me quedé, yo creo que nos quedamos tosos, como desorientados. Hasta entonces, igual que cuando eres pequeña no hace falta que te fijes objetivos, el objetivo está dado, es obvio: hacerte mayor... pues tampoco veíamos más allá del fin de la dictadura. Había un futuro, un futuro por el que valía la pena hacer sacrificios. Pero un día me encontré con que me había hecho mayor y la dictaddura había acabado, y yo creo que en ese momento -aunque de eso me doy cuenta sólo ahora, al mirar atrás-, en ese momento me pregunté, nos preguntamos un poco todos: ¿y ahora qué?
Pero hay algo más, ahora que lo pienso, sí, ahora que lo dices. Una idea... idea no es la palabra... una oscura convicción que quizá tenemos todos en el fondo, porque parece lógica, y es la certeza de que los sacrificios serán recompensados." (fragment pàg. 158-159)

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